A pesar de la actitud indiferente hacia la culinaria, los habitantes de Bélgica casi no preparan nada especial en sus casas. En los restaurantes ellos siempre encargan platos sencillos, evitan gollerías y demasiado refinamiento en la comida. Al mismo tiempo, cuando los viajeros encargan una porción ordinaria del plato, los aborígenos pueden encargar doble porción – aquí suelen comer mucho, pero muy sencillo. Los ciudadanos de Bruselas son bastante amables y comunicativos, con ellos Usted puede hablar de cualquier tema. Sin embargo, se recomienda evitar las conversaciones sobre el gobierno, la familia real y relaciones entre razas. Como en cualquier país aquí hay temas tabú. Los aborígenos tienen la actitud intolerante hacia la cultura francesa, por eso no se recomienda de ninguna manera compararlos con habitantes de Francia. Los habitantes de Bélgica no soportan, cuando la gente que viene a su país, intenta copiar su acento, la conducta así se percibe como la burla y falta de respeto. Por la cantidad de diferentes fiestas y festivales nacionales, Bruselas adelanta a muchas ciudades europeas. Parece que sus habitantes cada día están preparados para celebrar algo, cantar y bailar en las plazas de la ciudad desde el amanecer hasta el atardecer. A principios de julio en Bruselas se celebra una fiesta folclórica muy atractiva Ommegang. Este día los habitantes se disfrazan con belllos trajes de edad media, en las plazas tienen lugar interesantes actuaciones
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