Johannesburg era una ciudad pequeña y poco destacada hasta el año 1886, cuando su destino fue cambiado por un europeo George Harrison, el que encontró un filón de oro en este territorio. Desde aquel entonces Johannesburg empezó a desarrollarse rápidamente y crecer. Diez años después aquí residían más de cincuenta mil europeos. Hoy día es una metrópoli muy grande en el territorio de la República Sudafricana, el centro industrial y un balneario bien conocido. Está rodeada por varias ciudades – satélites, cada cual cuenta con muchas curiosidades y cosas bellas, pero hay que empezar a conocerla visitando sus obras únicas de arquitectura y centros culturales. Lo más apasionante y atractivo, según los viajeros, es visitar las minas y ciudades antiguas, fundadas en los años de la fiebre de oro. Vaciaderos y minas fueron reequipados para los museos que representan colecciones de maquinaria, objetos históricos y documentos. Las ciudades antiguas forman un museo grande al aire libre, donde se puede ver las viviendas de mineros. El pueblo más famoso se considera Gold Reef City. No se puede omitir el Sun City, proyectado por unos arquitectos hábiles, se sitúa en la parte central de un antiguo volcán. Precisamente aquí está el lugar preferido de los aficionados al reposo activo y entretenciones de noche. En ninguna otra ciudad de la República Sudafricana hay tanta cantidad de acuaparques, centros de entretención y discotecas. Cerca de Sun City
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