Es una de las pocas ciudades estonias donde casi 90% de habitantes habla ruso y por eso los turistas de Rusia siempre se sentían a gusto aquí. El descanso en la ciudad es bastante interesante y diverso. Uno de los principales establecimiento culturales de la ciudad es el Museo Municipal. Cada visitante puede no sólo ver los valiosos objetos expuestos sino también probar con sus propios manos los instrumentos artesanos que se usaban en el siglo 17. Con estos instrumentos el visitante del museo fabrica un souvenir que le recordará sobre esta excursión singular. Entre los monumentos arquitectónicos hay que destacar la fortaleza de Narva construida en el siglo 8. La fortaleza alberga un museo y unos talleres de artesanos. Otro lugar de interés es el Ayuntamiento. Es el único edificio antiguo que no fue dañado en absoluto durante la Segunda Guerra Mundial. Entre los monumentos religiosos hay que mencionar la Catedral de Alexander y la Catedral de la Resurrección de Cristo. Los bastiones de Narva donde los habitantes locales se refugiaban durante las guerras concluyen la lista de importantes construcciones arquitectónicas. En Narva se ha conservado una de las fábricas antiguas - la manufactura de Krengolm donde trabajaban 10 mil trabajadores. Para ellos fue construido un hospital y unos pabellones que se han conservado hasta hoy en día y son un curioso museo al aire libre. Cada día la pinacoteca abre sus puertas para los visitantes. La galería artística
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