Es una antigua ciudad que cuenta con una historia fascinante, muchos centros culturales y una atmósfera espléndida que predispone al reposo. Durante la Segunda Guerra Mundial Minsk fue casi totalmente destruido, de momento entre monumentos más antiguos de arquitectura se puede señalar sólo unos construidos en el siglo XVII. El resto fue abatido. Sin embargo, hay varios lugares remarcables. La curiosidad principal religiosa es la Catedral del Espíritu Santo, su muestra de más valor es el ícono de la Madre de Dios. Fue preparada aun en el siglo 1500 y se preservaba cuidadosamente por los monjes durante la guerra. Un edificio no menos importante es el castillo Mirsky, fundado según la orden del príncipe Ilyínich. A lo largo de su historia el castillo muchas veces estaba dañado y reconstruido, primeramente fue decorado en el estilo gótico y hoy representa una combinación de barroco de Renacimiento. Uno de los monumentos más simbólicos es el Obelisco del Triunfo, elevado en el año 1954 en honor de los guerreros que perecieron en la Guerra Civil. El mejor sitio para paseos es el parque de Yanka Kupala, en su territorio hay monumentos y fuentes admirables. Continuando la conversación sobre el programa cultural, cabe señalar la diversidad de museos. El más popular es el museo Nacional de Historia y Cultura de Bielorrusia. Aquí se conservan las exposiciones más variadas: colecciones de monedas, trajes nacionales, pintura, hallazgos arqueológicos y
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