Hasta el año 1868 esta ciudad era la residencia de emperadores, la capital y el centro espiritual de Japón. Aquí hay diecisiete templos, una gran variedad de monumentos históricos, la mayoría de los cuales están bajo la égida de la UNESCO. El budismo ejerció la influencia principal en la formación de los estilos arquitectónicos del país. Los monasterios budistas hasta hoy día impresionan con su estructura extraordinaria. En la construcción se utilizaba madera y no se añadían ningunos adornos complementarios. Los maestros chinos y coreanos supieron crear las obras excelentes usando sólo tablaje y nada más. El tallado en madera era el único adorno de estos templos y una cosa así exigía un trabajo minucioso de muchas horas. En unos templos los detalles metálicos se doraban, lo que hacía la atmósfera más refinada. Uno puede conocer las obras de pintores conocidos durante la excursión al Pabellón de Plata – Guinkakudzi. El edificio donde hoy día se sitúa el museo artístico principal fue construido en el año 1489. El pabellón se ubica a orillas de un lago precioso, el espacio del edificio se separa de la naturaleza con una pared corrediza. Cuando se descorren las paredes desaparece la frontera entre el interior del pabellón grandioso y los paisajes majestuosos. Hay una curiosidad tradicional más que es muy característica de los jardines japoneses, son los jardines de piedras y el más famoso se sitúa en el monasterio Roandzi. En un terreno
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